domingo, 18 de febrero de 2007

Cuando un armario sale del armario

Esta semana se ha destapado la caja de los truenos sobre un tema tabú dentro del deporte profesional: la homosexualidad. El encargado de desatar tal torbellino ha sido el exjugador de baloncesto, John Amaechi, que ha declarado públicamente su condición de homosexual en su autobiografía “A man in the middle” (Un hombre en el medio). Amaechi se ha convertido en el primer jugador profesional de basket que reconoce abiertamente su orientación sexual y, de paso, en el centro de todas las miradas dentro del deporte profesional.

Amaechi, que jugó durante cinco temporadas en la NBA con Cleveland, Orlando y Utah Jazz (con promedios discretos de 6.2 ppp y 2.6 rpp), relata en su libro su experiencia como homosexual en el mundo del baloncesto y deja intuir que su condición de gay fue un factor clave en la decisión de los Utah Jazz de apartarlo de su nómina de jugadores.

La confesión del pívot inglés ha desatado un sinfín de comentarios sobre el tema. El más polémico ha resultado el del exbase Tim Hardaway, que no dudó en responder cuando le preguntaron sobre el tema: “Odio a los gays. No me agradan los gays y no me gusta estar rodeado de gays” y “Soy un homofóbico. No me caen bien. No debería haber gays en el mundo o en los Estados Unidos”. Ante semejante alarde de estupidez, el propio Amaechi reaccionó con pasmoso agradecimiento: “Aunque es lo más ridículo y risible que he oído en mi vida, por lo menos es una declaración honesta. Ilustra a la perfección la hipocresía de la sociedad”.

El caso de Amaechi ha destapado el debate sobre la homosexualidad en el deporte, que desgraciadamente en pleno siglo XXI continúa siendo un tema tabú. Creo que el mundo del deporte aún no está preparado, desgraciadamente, para hacer frente a este asunto. Si que existen históricamente casos de deportistas famosos que han declarado públicamente su condición de homosexuales, como es el caso del saltador de trampolín Greg Louganis o la tenista Martina Navrratilova, o más reciente y conocido es el caso de la tenista francesa Amélie Mauresmo, pero esto no es lo más habitual.

Como norma general, ningún deportista tiene la valentía de hacer pública su homosexualidad por miedo a los prejuicios y los comentarios de la opinión pública, y más cuando están en activo. Por eso, existe una tendencia a la espiral del silencio en donde los deportistas homosexuales se ven empujados por nuestra sociedad conservadora a esconder su condición por miedo a las represalias. Esto demuestra que realmente no somos ni tan tolerantes ni tan respetuosos como pensamos, porque de serlo, todo el mundo seria libre para expresar su condición sexual sin tapujos y sin miedo a comentarios fuera de tono.

Me satiscefaria pensar que confesiones como las de Amaechi ayudan a que nos acerquemos un poquito más a este paradigma de la libertad de expresión y espero que marquen un precedente para que más deportistas den el paso para salir del armario. Porque el ‘armario’ Amaechi ya se ha atrevido a hacerlo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una muy buena noticia. Admiro la valentía del jugador, teniendo en cuenta lo difícil que debió resultarle siendo jugador de baloncesto. Bravo, sí señor.

Saludos :).