lunes, 29 de enero de 2007

La injusticia de los negocios

¿Os imagináis que un rico ciudadano comprara un lujosa mansión por 45 millones de euros y cuando tuviera que venderla sólo le dieran 7.5 millones? ¿O que otro particular comprara un despampanante yate por el módico precio de 78 millones de euros y que cuando quisiera hacer negocio con él no lo pudiera vender porque ya está suficientemente gastado y no se le puede sacar más rendimiento? ¿O que una productora de cine financiara una película por el valor de 60 millones de euros y después no recaudara ni un mísero euro en taquilla? ¿O que un magnate comprara un valioso cuadro de Van Gogh en una subasta por 35 millones de euros y luego no sacara nada por venderlo? ¿Os lo imagináis?

Pues bien, esto es lo que ha ocurrido a grosso modo con el Real Madrid y su nefasta política deportiva. Si sustituyéramos la lujosa mansión por Ronaldo, el despampanante yate por Zidane, la película por Figo y pusiéramos a Beckham en lugar del cuadro de Van Gogh, tendríamos una curiosa radiografía del negocio que ha hecho el conjunto blanco con la compra-venta de los ‘galácticos’ que en su momento fichó el expresidente de la entidad, Florentino Pérez.


Si resumimos las cifras, nos encontramos que el Real Madrid gastó en total 218 millones de euros en las contrataciones de estos cuatro jugadores, para acabar vendiéndolos por la mísera cifra de 7.5 millones de euros (el reciente traspaso de Ronaldo al Milán). Y todo ello sin incluir en la lista a Samuel (25 millones de euros), Woodgate (22 millones) o Baptista (24.5 millones), entre otros. Lo cierto es que cualquier ciudadano, organización, empresa o similar que firmara operaciones ruinosas de estas características entraría en bancarrota ipso facto por esta deplorable estrategia económica.

No obstante, al tratarse del Real Madrid, la situación cambia, y el conjunto blanco sigue adelante y continúa teniendo dinero para invertir constantemente en nuevas contrataciones (veáse Cannavaro, Diarra, Reyes, Gago o Higuaín, por ejemplo). Es francamente frustrante que una errática política económica de esta magnitud no afecte ni tan siquiera una pizca a su principal responsable, cuando muchas personas o negocios se irían a pique simplemente con perder cifras con muchos menos ceros. Sin embargo, tienen suerte ‘empresas’ como el Real Madrid que, a pesar de sus garrafales errores, continúan adelante y no hacen rodar cabezas por estos fracasados negocios.

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