
Kiel, Hamburgo y Magdeburgo están hoy de enhorabuena. Los primeros han derrotado en una magnífica final a sus compatriotas del Flensburg por 29-27, en una igualadísima eliminatoria que se ha decidido como era de preveer en el último minuto. Después del 28-28 de la ida, el encuentro de hoy prometía emoción y agonía a partes iguales y, efectivamente, se ha tenido que esperar hasta los últimos instantes para decidir el ganador. A falta de 18 segundos, el Flensburg se colocaba a un gol (28-27), pero un tanto de Kim Andersson (Kiel) ha sentenciado el partido y la eliminatoria. Así, el título de campeón de Europa se ha quedado en Kiel.
El Hamburgo y el Magdeburgo, por su parte, han ganado sus títulos al derrotar a dos equipos españoles: el Ademar de León y el CAI Aragón. El conjunto leonés ha plantado cara al potente Hamburgo y sólo le ha faltado un gol para remontar la eliminatoria (28-24 en Hamburgo y 37-33 en León). Por su parte, el CAI Aragón, debutante en competición continental, ha demostrado un altísimo nivel y, después del 30-30 de la ida en Zaragoza, sólo ha dado su brazo a torcer en suelo alemán (31-28).
El éxito alemán me conduce a dos reflexiones. Por un lado, da gusto ver cómo los jugadores que conforman la columna vertebral de la selección alemana campeona del mundo son hombres muy importantes en los esquemas de sus respectivos equipos. En algunos casos, incluso, me atrevería a decir que imprescindibles. De ese combinado que triunfó hace sólo unos meses, hoy son protagonistas destacados Henning Fritz, Christian Zeitz y Dominik Klein (Kiel); Pascal Hens y Torsten Jansen (Hambugo); y Johannes Bitter, Oliver Roggish y Stefan Kretzschmar (Magdeburgo).
Por otro lado, también reconforta comprobar la categoría de todos los conjuntos alemanes, que aúnan potencia física, estrategia, dureza defensiva, efectividad ofensiva y, sobretodo, talento, mucho talento.
Cómo el que tiene, poniendo como ejemplo el Kiel, el jugador francés Nikola Karabatic, la estrella que más ha brillado en esta final (8 goles en la ida y 9 en la vuelta). Por no hablar del nombrado Zeitz, que con 7 goles en cada uno de los dos partidos también se ha erigido en protagonista. O el sueco Kim Andersson, que siempre ha respondido en los instantes decisivos. Y por supuesto, no olvidar al portero Thierry Omeyer, clave en el título cosechado por su seguridad bajo la portería.
Pero es que los otros dos equipos triufantes hoy tampoco se quedan atrás. En mi opinión, tanto Hamburgo como Magdeburgo podrían estar disputando perfectamente
Y qué decir del Magdeburgo, que cuenta con una primera línea que da auténtico miedo, formada por el polaco Grzegoz Tkaczyk (6 goles en el partido decisivo de hoy); su compatriota Karol Bielecki (14 goles en la final), que cuando arma el brazo siembra pánico; y el francés Joel Abati, una verdadera pesadilla para el CAI (14 goles como Bielecki).
Con tantas estrellas foráneas y con el altísimo nivel de los jugadores nacionales alemanes, los equipos teutones han conformado bloques sólidos capaces de ejecutar a la perfección los movimientos que rigen este fabuloso deporte. De ahí se desprenden los brillantes éxitos cosechados esta campaña. La lástima es que haya tenido que ser, en todas las ocasiones, a costa de los equipos españoles.